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Historia y Cultura

INQUISICIÓN A LA BIBLIA: DANIEL

DANIEL

Cuentos, historias y obscuras predicciones y cábalas

1,20 Acaso no se trate de una hipérbole sino sólo de una exageración. La cultura judía le debe no poco a Babilonia[1].

2,20-22 Del cierto que estas son muy bellas palabras y su recuerdo es cual ambrosía.

2,27-28 Daniel se dispone a revelar el sueño del rey Nabucodonosor, aun cuando sostiene que no es tarea propia de un adivino. De hecho, cabría pensar en si hay diferencias entre un adivino y un profeta. Con todo, no debería olvidarse lo dicho en Eclo.34,5 “cosa vana son la adivinación, los agüeros y los sueños”[2].

2,29-35 El hecho es que no importaba qué sueño se revelara al rey, habida cuenta que no lo recordaba en absoluto (2,3). Por tanto, así como la astucia de Daniel salvó su vida, la ausencia de ésta resultó fatal para los demás sabios de la corte (2,12).

2,47 El versículo no es hipérbole sino burda exageración. El rey Nabucodonosor no tenía motivo para creer semejante profecía (2,44); como tampoco sabía que sucedería algo semejante a lo expresado en 2,39-40. No obstante, sí lo pudo saber el hagiógrafo, dado que compuso el libro allá por el s.II a.C[3]. Por cierto, Nabucodonosor parece tener motivo después, puesto que presenció un prodigio (3,100ó33)[4].

3,89-90 En este versículo, como ocurriera en otros varios (Sal.118[Vg117],4/ Sal.136[Vg135],1-26/ Eclo.2,23 ó Eclo.51,17) se conmina a dar gracias al dios “porque es eterna su misericordia”.

4,10 Parecería ser éste un versículo de carácter politeísta[5].

4,22 Asimismo, la expresión “siete tiempos” puede referirse a ‘siete vidas’, por lo cual el pasaje acaso se apoye en la doctrina de la metempsícosis[6].

4,23 Aquí el ‘tronco’ y el ‘reino’ puede significar el ‘alma’ que, a diferencia de los diferentes cuerpos, perdurará tras las siete vidas o ‘tiempos’[7] y aguardará en el mismo lugar[8].

4,29-30 Siguiendo la estela de las enmiendas precedentes, el hecho de ‘morar con las bestias’ puede significar que el rey debería ‘encarnar en cuerpos animales’ como castigo connatural a su conducta[9].

4,32 Mejor que “hace según su voluntad”, del auténtico dios cabría decir que ‘hace según deber’, toda vez que el portador de la égida acaso no distinga entre su voluntad y el deber.

5,12 Aplíquese lo referido en la enmienda a 1Rey.11,3-8.

5,14 No obstante, Daniel niega poseer una sabiduría superior en 2,30.

5,27 Se alude al peso de las almas también en Prov.16,2, en lo que parece ser un atavismo egipcíaco.

5,29 La exageración que hace al versículo inverisímil recuerda a 2,47, cuya enmienda ya ha sido presentada.

7,9 Esta es la típica representación antropomorfa del dios.

8,14 Si por “tardes y mañanas” se interpreta ‘inviernos y veranos’, el fin de los tiempos estaría previsto según Daniel para el año 2100 aproximadamente.

Al respecto véase enmienda a 2,47. Asimismo, ver también 8,26, donde se añade que la profecía de las “tardes y mañanas (…) es para mucho tiempo”. Sin embargo, ver Joe.1,15, donde se dice que el día final “está próximo”, o que “ya está cerca” (Joe.2,1)[10].

9,1-2 De ser la escena cierta, Daniel rebasaría los cien años de edad en esa época, dado que la acmé del rey Darío I el Grande se desarrolló hacia el año 500 a.C., y en 1,6, esto es, en los tiempos de la deportación a Babilonia la nueva (585 a.C.), Daniel debería tener unos quince años aproximadamente.

9,4 Dice Daniel que su dios guarda misericordia sólo “con los que (le) aman y cumplen (sus) mandamientos”, aun cuando en Sal.145(Vg144),9 se puede leer referido al mismo dios que es “su misericordia sobre todas sus obras”, y, habida cuenta que este dios es el mismo desde la eternidad y siempre (Sal.102[Vg101],28 y Eclo.42,12), parece, en definitiva, una sentencia contradictoria a la vista de lo expuesto aquí y ahora.

9,9 Dice Daniel que “es de Yahvé, nuestro Dios, el tener misericordia y el perdonar, aunque nos hayamos rebelado contra Él”, toda vez que en Éx.23,21 se dijo que Yahvé “no perdonará vuestras rebeliones”, y en Dt.21,18 se prescribe que al hijo rebelde “le lapidarán todos los hombres de la ciudad” como mandato del dios misericordioso de Israel. Pero también en 1Sam.12,15 se dice a los rebeldes “tendréis contra vosotros la mano de Yahvé (…) para destruiros”, y ya en Lam.3,42 el profeta se lamenta al dios de guisa tal que “hemos pecado, hemos sido rebeldes, y no nos perdonaste”[11].

9,24 Se dice de Yahvé que es “el Santo de los santos”, que es tanto como decir el ‘Dios de dioses’[12], de forma similar a como hablaban de Zeus los muy gentiles politeístas.

En efecto, así dijo Zeus “conoceréis en cuánto soy el más poderoso de todos los dioses” (Ilíada VIII 17), “el padre de dioses y hombres” (Odisea I 28) “mayor en poder que otro alguno” (Odisea V 3), “pues orden de Zeus que embraza la égida nunca la podrá quebrantar ningún dios ni dejarla incumplida” (Odisea V 137-138), ¡oh, “máximo Zeus” (Odisea VI 151)[13], “rey soberano entre todos” (Odisea IX 552). Por lo cual hay que brindar “por Zeus ante todo otro dios” (Ilíada XVI 226-227)[14]; y por ello le dijo el ínclito Ulises “Padre Zeus, que riges a dioses y a hombres” (Odisea XX 112), porque del cierto que el Cronión es “soberano entre todos los reyes” (Odisea I 45)[15], porque moran en el “Olimpo los sempiternos dioses juntos con Zeus a la cabeza” (Ilíada I 494-495), por ser él “padre de hombres y de dioses” (Ilíada I 544)[16], “¡el más glorioso y excelso (…) morador del éter!” (Ilíada II 412-413)[17], de quien la diosa Hera, de inmensos ojos de vaca, clamó “tú de todos los inmortales eres soberano” (Ilíada IV 61). En fin, todo ello es así porque Zeus, para los antiguos helenos era “padre de hombres y de dioses” (Ilíada V 426), es él “tan superior sobre los dioses y sobre los hombres…” (Ilíada VIII 27), “supremo entre los poderosos” (Ilíada VIII 31), “pues su poder es el más excelso” (Ilíada IX 25). De ahí que Menelao le invocara tal que “¡Oh Zeus Padre! tu sentido supera a los demás hombres y también dioses, y de ti depende todo lo de aquí” (Ilíada XIII 631-632); “entre los inmortales dioses es decididamente el mejor” (Ilíada XV 107-108), “el dios más sublime y excelso” (Ilíada 258), “el más poderoso de todos” (Ilíada XX 242-243), “¡Zeus, el más ilustre y poderoso de los dioses sempiternos!” (Teogonía 545), “¡Zeus rey de dioses!” (Teogonía 885), “Zeus rey de los inmortales” (Trabajos y Días 665), “Zeus Cronión, guía de todos los dioses” (Escudo 55), “soberano de los Bienaventurados” (Escudo 325); “Zeus padre, de todos los dioses señor” (Eeas Lido De mensibus I 13), “pues él es rey y caudillo de todas las cosas y ningún otro de los inmortales compite con él en poder” (Clemente Protréptico VII 73,3), con lo cual, a decir verdad, se antojan poco rigurosas las diversas objecciones al culto pagano heleno, ¡flor y nata de los bienpensantes![18]

9,24-27 Teniendo por buena la interpretación de las semanas como años sabáticos (Lev.25), setenta semanas equivalen a 490 años, que contabilizados a partir de la fecha del cautiverio (587 a.C.) situarían la devastación y la posterior venida del mesías cerca del año 97 a.C.[19]

10,2 Aplicando la misma interpretación que sirvió en la enmienda precedente, Daniel estuvo en duelo veintiún años.

10,13 La frase “Miguel, uno de los príncipes supremos” denota el carácer politeísta que rezuman los Textos, por más que beatucos de antojo y cerrojo porfíen en negarlo. En efecto, tan importante es el príncipe supremo Miguel, que el propio Yahvé dice de él “vino en mi ayuda”, ya que, al parecer, tan falso es el dios de Daniel que precisa ayuda ajena (10,17y21), como si el dios verdadero “necesitase de algo, siendo Él mismo quien da a todos la vida, el aliento y todas las cosas” (Act.17,25).

11,36 Aquí el hagiógrafo llama a su dios Yahvé el “Dios de los dioses”, a lo que se puede responder del mismo modo a como el caduciforme inquisidor hizo en la prolija enmienda a 9,24, compuesta a modo de excerpta.

11,37-39 Este pasaje es una prueba más del pestilente fanatismo que destilan por doquier los Textos. Para un gentil politeísta como Antíoco IV, el hecho de tener como dios patrio al flechador Apolo, en efecto, ni impedía que su máxima veneración se dirijiera a Zeus Olimpio, “padre de hombres y de dioses” (Ilíada V 426).

12,1 Según el hagiógrafo, el nombre del mesías redentor debe ser ‘Miguel’, a diferencia del nombre ‘Emmanuel’, preferido por el profeta Isaías (Is.8,8), o ‘Yahvé, justicia nuestra’, postulado por Jeremías (Jer.33,16)[20].

12,11-13 Si “la cesación del sacrificio perpetuo y (el) alzar de la abominación desoladora” se identifica, como por lo común se hace en 11,31, con la supresión del culto yahvista y la colocación en el altar de los holocaustos de la estatua de Zeus Olímpico por Antíoco IV (año 168 a.C.), el anhelado fin de los tiempos hubiera sucedido allá por el año 165 a.C. (ello en el caso de los 1290 días), en el año 165 a.C. (en el caso de los 1335 días), o en el año 161 a.C. (en el caso de sumar las dos cifras de días). Por otro lado, interpretando los días como número de años, el tan ansiado fin de los tiempos hubiera sobrevenido aproximadamente en el 1122 d.C., en el 1167 d.C., o bien llegaría en el futuro año 2457 d.C. A decir verdad, resulta urgente conocer la fecha exacta, de eso parece no haber duda, como tampoco cabe dudar de la transparencia y absoluta fiabilidad del mensaje profético[21].


[1]     Ver 2,47 y 3,96(29).

[2]     Véase enmienda correlativa.

[3]     Eso es así también según los doctores Nácar-Colunga (1968), quienes tras presentar una serie de pruebas aseguran que “esto nos hace suponer que la redacción del libro de Daniel hay que colocarla en la primera mitad del siglo II antes de Cristo. Esto no quita la posibilidad de que el redactor no haya utilizado fuentes anteriores” (pag.1066).

[4]     Ver 5,1-2/ 5,30 – 6,1 ó 5,31 y 8,21. Además, aplíquese la enmienda a 5,29.

[5]     Ver 4,14-15 y 8,13y24.

[6]     Véase 4,13/ 4,29-30 y 5,21.

[7]     Véase enmienda anterior.

[8]     Ver 4,29-30 y 5,21.

[9]     Al respecto véase Platón Timeo 91e-92a.

[10]    Ver Joe.3,14-15.

[11]    Ver Is.1,20y28 y Ez.20,38.

[12]    Así es como Daniel llama a Yahvé en 11,36.

[13]    Odisea VI 323/ VIII 82/ XI 268/ XI 603/ XIII 25/ XVI 403/ XIX 179 y XXIV 521.

[14]    Odisea XIV 158/ XVII 155 y XX 230.

[15]    Odisea I 81 y XXIV 473.

[16]    Ilíada V 426/ VIII 49/ XXIV 103/ Teogonía 45/ 455/ 465 ó Trabajos y Días 173b.

[17]    Ilíada III 276 y Ilíada VII 202.

[18]    Véase 11,36.

[19]    En fin, parece evidente que la profecía se cumplió en todos sus términos. De momento se verifica por más de dos milenios la época de devastación, después llegará el mesías.

[20]    Véase Is.8,8 y enmienda, Jer.33,16 y enmienda, así como Mt.1,26.

[21]    Véase 8,14 y enmienda.

Fuente: Inquisición a la Biblia, Marco Pagano (Editorial Caduceo 2006) https://creatumejortu.com/tag/inquisicion-a-la-biblia

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